La revolución de la cultura nacional

La mayor parte del tiempo me imaginé recorriendo el mundo, viajando a otros países y conociendo a través de la historia el papel de los hombres y de su incidencia política en el de desarrollo de la cultura de los diferentes territorios.

Las calles de Liverpool y la revolución Beatlemaniaca me llevó a soñar durante mucho tiempo con visitar Inglaterra. El museo The Beatles Story y The Cavern Club serían los lugares más asertivos y reales para conocer la vida y la obra de George Harrison, Ringo Starr, John Lennon y Paul McCartney.

Próxima a cumplir 15 años, en mi habitación llena de figuras y de afiches de música entre los cuales, destacaba mi banda favorita inglesa, entró mi madre mencionando que tenia un regalo para mi, un viaje por mis cumpleaños: ‘’Nos vamos a Guaduas…Cundinamarca’’, mencionó.

A pesar de que llevaba mucho tiempo intentando discernir entre mi realidad socioeconómica y el estado de mis sueños, el pensar que no tenia un pasaporte, mucho menos una Visa y el que mi mamá ganara menos del salario mínimo legal vigente, en realidad, eran circunstancias débiles frente a la ilusión de conocer mi lugar favorito en el mundo. 

Mi cierta desilusión no podía apagar un regalo realizado con tanto amor. Estuvo bien, no pude asistir a The Beatles Story, pero pude conocer la Casa Museo de Policarpa Salavarrieta, o más conocida, como La Pola; una heroína colombiana que contribuyó a la indepencia de Colombia. 

‘’Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!», la anterior, fue una de las principales frases que quedaron en mi cabeza después del recorrido a su casa.

A partir de aquella frase, la casa museo y la información de diferentes monumentos, entendí que lo realizado nacionalmente no se trataba de piezas con un fin estético o de decoración, sino más bien, de la convergencia de la conmemoración, descubrimiento, memoria, apoyo a local, espacios de socialización, acopios de cultura y tejido social de y para estudiantes, turistas y colectivos en torno a nuestro país.

Guaduas posee El Salto de Versalles, La Villa de San Miguel de Guaduas y un centro histórico que fue declarado Bien de Interés Cultural Nacional en 1959. Después de mi visita a aquel lugar, la ‘’revolución’’ y ‘’cultura’’ se desligaron de la beatlemania y del occidente para siempre, pues aunque el pueblo no se parece en lo más mínimo a la estructura icónica de la calle de Abbey Road de los Beatles, se trata del único pueblo en Cundinamarca que se denomina Patrimonio Cultural por su arquitectura. 

Por Karol Chala

Publicado por Karolchala

Soy comunicadora social y periodista de la universidad Central. Me enfoco en el proceso de investigación y creación de contenido con enfoque de género y mujer, agregando siempre un aspecto ético, incluyente, pedagógico y juvenil.

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